La hidratación influye en nuestro rendimiento intelectual
La deshidratacion se produce cuando se expulsan más líquidos de los que se ingiere, y provoca lo que se conoce como “balance negativ...
La deshidratacion se produce cuando se expulsan más líquidos de los que se ingiere, y provoca lo que se conoce como “balance negativo” del agua que tenemos en nuestro cuerpo.
Podemos deshidratarnos con mucha facilidad y actualmente muchos estudios y análisis realizados por científicos muestran conclusiones negativas acerca de lo que la deshidratación provoca en nuestro rendimiento cognitivo.
De ahí, la importancia de una correcta hidratación que pueda prevenir la aparición y desarrollo de enfermedades o desequilibrios en nuestro cuerpo. La falta de sales y otros elementos que contiene el agua, en nuestro organismo al deshidratarnos, afectan a nuestra actividad cerebral y al funcionamiento de todo el proceso cognitivo.
Se recomienda consumidor entre dos y 3 litros de agua diarios. Una pequeña parte de esta cantidad de agua proviene de los alimentos, y el resto de las bebidas.
Algunas actividades como el ejercicio físico provocan la pérdida de líquidos con mayor facilidad, de modo que hay que tener en cuenta estos elementos para no acabar deshidratados
Una persona, aunque crea que está bebiendo mucho líquido puede estar deshidratada ya que el ejercicio físico o las altas temperaturas provocan que se pierda mucha cantidad de agua de nuestro organismo y la reposición puede que no sea la suficientemente grande como para paliar estos desequilibrios de agua corporales.
Una de las investigadoras, la profesora Dra. Ana Adan establece que “la consumición de refrescos puede ser en algunos casos más efectiva que beber agua en grandes cantidades ya que la cafeína y glucosa de estos refrescos puede reforzar nuestros desequilibrios y mejorar nuestra capacidad cognitiva.
Debemos prestar más atención a la deshidratación de nuestro organismo ya que las conclusiones que se extraen de los estudios e investigaciones de la Dra. Ana Adan y otros especialistas evidencian que este balance negativo del agua corporal perjudica el rendimiento intelectual y afecta a multitud de procesos de nuestro cerebro.