El Técnico en Urodinamia
Numerosas afecciones del aparato urinario se caracterizan por alteraciones en la micción, originadas en causas anatómicas (obstrucciones, li...
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Numerosas afecciones del aparato urinario se caracterizan por alteraciones en la micción, originadas en causas anatómicas (obstrucciones, litiasis, tumores), metabólicas o funcionales, como los procesos psicosomáticos. El diagnóstico de estas enfermedades requiere de una evaluación adecuada del volumen y el flujo del árbol urinario. A tal fin, se dispone de laboratorios de Urodinamia en los cuales los técnicos especializados llevan a cabo sus actividades.
Los técnicos en Urodinamia, en efecto, se dedican al diagnóstico de las anomalías vinculadas con la emisión de orina. Su formación se completa en módulos terciarios de hasta 2 años de duración, dictados en la mayor parte de las grandes universidades y de las asociaciones científicas vinculadas con la Urología.
La Tecnicatura incluye contenidos teóricos relacionados con Anatomía, Fisiología, Bioquímica Básica e Informática, y una gran versatilidad de aspectos prácticos que se realizan en el laboratorio de la especialidad. Los equipos están presentes en las instituciones hospitalarias de mediana y alta complejidad o en centros dedicados en forma exclusiva al diagnóstico urológico.
La creciente descripción e incidencia de afección somatomorfas, como el síndrome de hiperactividad vesical, permiten estimar una mayor necesidad de estos profesionales en el mediano plazo.
Los técnicos en Urodinamia, en efecto, se dedican al diagnóstico de las anomalías vinculadas con la emisión de orina. Su formación se completa en módulos terciarios de hasta 2 años de duración, dictados en la mayor parte de las grandes universidades y de las asociaciones científicas vinculadas con la Urología.
La Tecnicatura incluye contenidos teóricos relacionados con Anatomía, Fisiología, Bioquímica Básica e Informática, y una gran versatilidad de aspectos prácticos que se realizan en el laboratorio de la especialidad. Los equipos están presentes en las instituciones hospitalarias de mediana y alta complejidad o en centros dedicados en forma exclusiva al diagnóstico urológico.
La creciente descripción e incidencia de afección somatomorfas, como el síndrome de hiperactividad vesical, permiten estimar una mayor necesidad de estos profesionales en el mediano plazo.